La entrada a la primavera, el fin de un ciclo en el mercado del Arte?

Marzo es el mes en que comienza la primavera, un mes en el que se inicia una gran actividad en el mercado del arte, es el punto de partida para las grandes subastas: en Londres, Hong Kong y Nueva York; también se realizan importantes ferias internacionales y se publican informes sobre el mercado del arte. Este año, con la llegada de marzo, se empezó a extender la desolación y la incertidumbre, a la velocidad exponencial en que el coronavirus extendía, arrasando toda actividad relacionada con el mundo del arte, colindando en casa a un buen parte de la humanidad.

El día cinco de marzo, de este año, en Maastricht, Holanda, se inauguró TEFAF, una de las feria de arte y antigüedades, más importantes de mundo. Aunque los casos de contagio se empezaban a extenderse por Europa, en uno de los primeros comunicados emitidos por la organización, se informó que la feria había sido animada, que en los dos días de visitas privadas, habían recibido a 10.000 visitantes internacionales y que se habían vendido importantes obras como un retablo que representa a San Jerónimo y Santa Clara, vendido por 3 millones de euros el día de la inauguración, para la galería Nicolás Cortés, de Madrid; o la pintura de Lee ufana, Dialogue, 2019, vendida por 500 mil dólares, por Lisson Gallery, Londres.

Las alarmas saltaron después del fin de semana, la detección que uno de los expositores había dado positivo en coronavirus, y las medidas que comenzaban a adoptar diferentes países, de restricciones en los viajes, después de la declaración de pandemia global por la Organización Mundial de la Salud, comenzó a crear inquietud entre los expositores y visitantes. La organización decidió cerrar la feria el día once, cuatro días antes de su clausura.

TEFAF fue el último gran evento, relacionado con el mercado, que se realizó de forma presencial, su cierre fue el inicio del colapso del mundo del arte. Empezaron la suspensión de ferias internacionales de arte fuera de Asia. Art Basel, Hong Kong, por la gravedad de la situación en China, ya había sido suspendida físicamente en febrero, tras un gran revuelo, la organización decidió realizarla virtualmente, en marzo. La feria virtual se preinaugurar para los coleccionistas Vip los días 18 y 19 y, para el resto, entre el 20 y el 25 de marzo. Participaron 231 galerías internacionales que presentaron 2.000 obras; la feria fue visitada por unas 250.000 personas. Para las fuentes que hemos podido acceder, las ventas fueron mejor para las mega galerías, que para las galerías medianas o pequeñas. Galerías como Gagossian, David Zwirner y Hauser & Wirth comunicaron ventas desde los 240.000 a 2,4 millones de euros.

La gravedad de la situación internacional llevó a la cancelación y anulación de ferias que se debían realizar entre marzo y junio como Frieze, en Nueva York; Artebi, en Buenos Aires; Art Cologne, Colonia; Art Dubai, Dubai; la primera edición de París Photo, Nueva York; Art Basel, en Basilea; Arts Libris, Barcelona, ​​entre otras muchas. Con el modelo actual, este hecho perjudicó las galerías, las ferias son uno de los espacios donde se realiza una buena parte de las transacciones. La venta en este tipo de eventos representaron, en 2019, el 45% del total.

La declaración de pandemia global, también ha afectado a las casas de subastas, las primeras fueron las italianas con el decreto de estado de alarma. Christhie s fue la primera gran empresa de subastas internacional que comenzó a cerrar oficinas a medida que el virus se extendía por el mundo. Phillips y Sotheby ‘s siguieron sus pasos y aplazaron sus subastas importantes. En Barcelona, ​​La Suite, pospuso la subasta del archivo del poeta chileno, Pablo Neruda, un gran conjunto, compuesto por cerca de 200 lotes.

Al confinamiento generalizado de la población en Italia que se decretó el 10 de marzo, le siguió el de numerosos países de diferentes partes del planeta. La implantación de las medidas de alejamiento social y confinamiento comportaron el cese de la actividad presencial, el cierre de museos, galería, teatros, cines, escuelas, entre otros, por un período de tiempo indefinido. Estas medidas, que no se habían adoptado con anterioridad, condujeron al colapso de la sociedad, de la esfera artística. El cierre de museos, de espacios expositivos, de fundaciones, de instituciones y de colecciones privadas de todo el mundo, ha traído consigo grandes pérdidas en la venta de entradas, por el cese de la actividad presencial, a las que se ‘deben sumar los inconvenientes y pérdidas de tener que suspender o retrasar exposiciones, que hacía mucho tiempo que se estaban preparando y que no se sabe cuando se podrán realizar, rompiendo los calendarios de programación y de itinerancia de exposiciones, que se suelen programar con varios años de antelación.

Las pérdidas millonarias en muchos museos como The Metropolitan Museum of Art, de Nueva York, que ha cerrado su actividad hasta el mes de julio, y que ha proyectado un déficit de 100 millones  dólares en su presupuesto. Nos hace pensar que será un momento muy complicado para las instituciones artísticas de todo el mundo, que han tenido o que deberán adoptar medidas contundentes, reduciendo jornadas laborales, suspendiendo temporalmente el empleo o con la supresión de muchos puestos de trabajo.

Con la gran crisis sanitaria que vive China, hemos podido comprobar las repercusiones que tendría el cese o la reducción de la actividad local, a la producción a escala global, en el funcionamiento de sectores importantes como el tecnológico. También podemos vislumbrar, en los discursos de algunos de los dirigentes, el interés que están generando la posibilidad de tener una industria cercana que pueda dar respuesta, de forma rápida, a problemas tan graves como el que se está viviendo con el material sanitario . Puede que esta crisis acelere el proceso de relocalización que empezó a tomar forma, en Europa en 2014, y que ha favorecido que muchas empresas vuelvan a fabricar en sus países u otros mas cercanos.

Esta situación tan excepcional, en la que cientos de millones de personas están confinadas en su casa, ha convertido la crisis sanitaria en una crisis económica, el paro de la actividad y la reclusión han supuesto una volatibilidad de billones de dólares en activos de los mercados bursátiles mundiales, ha puesto en jaque el futuro de millones de empresas en todo el mundo, han llevado a cifras de paro inimaginables, en un plazo de tiempo tan corto.

El momento que estamos viviendo es tan complejo, cambiante y nuevo que se hace bastante difícil prever el futuro inmediato, lo que sucederá en otoño. Aunque posiblemente como ha pasado, anteriormente, en otras grandes crisis, se pueden producir importantes transformaciones sociales, modificaciones de hábitos, se pueden acelerar y radicalizar procesos de cambios. Este colapso puede dar un gran golpe a la globalización, en algunos de los círculos económicos en 2019, autores como Neil Shearing comenzaron a predecir que el proceso de globalización había llegado a su punto máximo, que la actual ola globalizadora, iniciada después de la caída del muro de Berlín, se había detenido, mucho antes del inicio la guerra comercial entre China y Estados Unidos.

La incertidumbre y la falta de referencia abren un futuro inmediato lleno de interrogantes, puede la pandemia iniciar o acelerar el proceso de desglobalización que estaban prediciendo los economistas? ¿Cómo afectará el Coronavirus los viajes? Hasta cuando seguirán las cuarentenas en los viajes? Cuando se podrá volver a viajar de forma generalizada? En otoño se podrán hacer viajes intercontinentales? ¿Cuál será el precio de los vuelos? Cuando se normalizarán las exportaciones? ¿Cómo afectará el alejamiento a los hábitos sociales? ¿Qué pasará con la economía? Y cómo será su recuperación?

Muchas incógnitas a despejar y sin solución momentánea. La respuesta inmediata que ha habido desde todos los ámbitos de la sociedad en este periodo de confinamiento ha sido recurrir a la actividad digital, en la esfera artística, que estaba muy presente en su actividad cotidiana de museos, de instituciones , de archivos, de centros de documentación, de galerías y de casas de subasta aunque en estos días de reclusión, muchos han intensificado su actividad digital, para llevar sus propuestas artísticas hasta los hogares.

La actividad online está siendo la única alternativa comercial actualmente. Las galerías pueden utilizar las plataformas digitales especializadas en arte como artsy, Arnet, Art Price y Artland que han continuado su actividad. Las casas de subasta ya tenían una buena parte de su actividad en línea, aunque las subastas importantes eran presenciales. Algunas grandes galerías ya habían comenzado a explorar la creación en sus páginas web de Viewing Rooms, como una fórmula de diversificar, en algunos casos, también era una manera de reducir gastos, al disminuir la participación en ferias. La opción online puede ser una buena fórmula para estos tiempos de crisis. Sin embargo, el comercio online representa una parte pequeña del volumen de ventas de mercado, en el informe The Art Market que publicó Art Basel y UBS de la prestigiosa, economista cultural, Clare McAndrew, el volumen de ventas en línea, el 2019, representó un 9% del mercado, y ha tenido un descenso interanual del 2%. Sin embargo ha descrito que una gran parte de los compradores por internet son millennials.

Quizás las galerías vuelvan a ganar importancia, frente a las ferias, en estos tiempos de alejamiento social y de limitación de aforos para que, además de ser excelentes espacios discursivos, también son lugares tranquilos, íntimos, en los que visualizar obras de arte se convierte en una experiencia excepcional. Una tendencia que ya se empezó a notar en 2019 con un crecimiento interanual del 2% de las ventas en las galerías.

Los cambios que se producirán por el coronavirus, tendremos que añadir los cambios de tendencias de los que ya apuntaba el informe de Clare McAndrew, que se había producido en 2019, donde se habían reducido un 5% interanual las ventas mundiales. Además se estaba produciendo Los cambios que se producirán por el coronavirus, tendremos que añadir los cambios de tendencias de los que ya apuntaba el informe de Clare McAndrew, que se había producido en 2019, donde se habían reducido un 5% interanual las ventas mundiales. Además se estaba produciendo un cambio en el perfil de los compradores, el número de mujeres multimillonarias estaba creciendo, aunque todavía eran menos que los hombres, habían gastado más y tenían colecciones más grandes. También describió que los millenials habían gastado 6 veces más que sus padres, los baby boomers.

Podemos aprovechar este tiempo baldío, para reflexionar, para repensar una nueva dirección, para explorar otras vías, para salir del posible final de ciclo, para afrontar el desafío, sin precedentes, que tendremos que hacer frente.