Descripción
La nevera, igual que el envasado, son herramientas culinarias metafísicas y primitivas, conservan los alimentos y la memoria, mientras limitan los sentidos y las percepciones. Gracias a ellas, el paso del tiempo se suspende. El contenido se eleva a estatus de obra. En la bolsa de vacío, espacio de encuentro entre lo efímero y lo eterno, donde la ausencia de aire preserva los sabores y detiene el respiro y las palabras, Venus habita, más allá de lo real, en la experiencia de lo imaginario y lo onírico. De espaldas, en aquel lugar hermético, ella impide la mirada al espectador/consumidor y en este acto subversivo que niega el deseo y el apetito, se queda a la espera de la fecha de caducidad.
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